lunes, 26 de marzo de 2012

Hablemos del Fútbol.



Hace unos días, hablando con un buen amigo, que como único defecto ostensible tiene el mantener una más que despectiva relación con el fútbol, me intentaba justificar su animadversión desde un punto de vista, al cuál no le falta parte de razón: “ El fútbol tiene su peor enemigo en el propio fútbol “. Yo no comparto su opinión, pienso que el fútbol, no solo el profesional, si no el que se juega desde el colegio, es una magnifica escuela de la vida.

Yo aprendí del fútbol. Aprendí a  SABER PERDER,  a jugar en EQUIPO, a COMPETIR, a PELEAR HASTA EL ÚLTIMO MINUTO y entre otras muchas cosas, a hacer lo que te gusta, llueva, nieve, haga cuarenta grados o un frío polar. No hay obstáculos. Eso enseña el fútbol. Pero mi amigo también lleva razón.

El fútbol es la risa irónica de una banda de espectadores, cuando un árbitro se tuerce un tobillo, es el insulto desafortunado del graderío, los futbolistas y dirigentes que transigen y alimentan a este tipo de personas, el padre que solo ve a su hijo-a e ignora y desprecia al resto del equipo, la agresión verbal y física.

 Esa es la peor cara de este deporte. Una cruz que a mi no me aparta de él, pero que admito, puede disuadir a muchos. El fútbol es la sociedad y esta sociedad es violenta e insolidaria. Esa es la clave del despropósito que día sí y otro también vemos en los estadios, no solo de primera, si no lo que es más triste aún, en las categorías inferiores de nuestro fútbol base.

Indudablemente, esa cruz pesa. Yo por el momento sigo fiel a este deporte, pero es hora de concienciarnos y empezar a apartar de él aquellos que justificándose en un supuesto amor, lo están matando a marchas forzadas.

Fdo. Sergio Viera Rodríguez.